
Conclusión
Entonces, la yerba mate que la mayoría consumimos diariamente, es un gran agente antibacteriano no solo por sus compuestos, si no por la fuente de energía que aporta al entorno bucal, como lo son los oligoelementos.
El Hierro, Calcio, Magnesio, Potasio o Sodio contenidos en la infusión sirven de alimentos para inmensa cantidad de bacterias beneficiarias, luchadoras constantes de patógenos como el Streptoccocus mutans o Fusobacterium nucleatum, creando barreras defensoras que mantienen buena salud bucal. A su vez, muchísimos de sus componentes activos repelen la proliferación contra bacterias principalmente grampositivas y gramnegativas con excepciones como las Pseudomonas aeruginosas, el Enterobacter aerogenes y la Escherichia Coli.
El Mate, no proporciona un aumento en la cantidad de microrganismos de la microbiota, pero si su diversidad mediante el apoyo pasivo constante, tanto como fuente energética o directamente a través de su composición química principal.